El Asedio de Rosenfort (ローゼンフォルト包囲戦, Rо̄zenforuto Houisen) fue un asedio llevado a cabo contra los restos del Imperio Giadiano por la República Federal de Giad. Temiendo lo que había sido de su Protector, la emperatriz Augusta huyó del fuerte y se dejó capturar por la Federación. Creyendo que Su Señora había perecido, la Guardia Imperial que guarnecía el último bastión del Imperio cayó poco después, poniendo fin a la Revolución Giadiana y disolviendo el Imperio Giadiano.
Trasfondo[]
Antes del Asedio de Rosenfort, la Guerra de la Legión duraba ya cinco años. Provocada por el belicismo de los nobles giadianos, la población local, cansada de la guerra, se levantó en una revuelta masiva contra el Imperio giadiano. La revolución avanzó a favor del ejército revolucionario, dirigido por Ernst Zimmerman. Los restos del Imperio Giadiano y de la Guardia Imperial huyeron y se fortificaron en Rosenfort.
Preludio[]
Cuando los Revolucionarios se acercaron a la fortaleza, los nobles y leales del Imperio huyeron llevándose consigo a la Emperatriz. Acabaron atrincherándose en el Fuerte Rosenfort, preparándose para un asedio total de la fortaleza a manos de los Revolucionarios.
Batalla[]
[En construcción, disculpe las molestias]
Consecuencias[]
El Asedio de Rosenfort fue el capítulo final que puso fin a la Revolución Giadiana a favor de los Revolucionarios. Esta victoria supuso la legitimación de la República Federal de Giad como su único y legítimo gobierno, con Ernst Zimmerman como su primer e interino presidente de la recién fundada Federación. Augusta Frederica Adel-Adler, cuya muerte fue fingida con la ayuda de Ernst, recibió la nueva identidad de Frederica Rosenfort. El resultado fue la creencia generalizada de que la última emperatriz del Imperio Giadiano había perecido junto con la mayoría de los nobles que, o bien supuestamente perecieron junto con la joven Emperatriz, o bien se convirtieron voluntariamente a las filas de la Legión.
El Asedio de Rosenfort supuso la desaparición y el colapso de la Guardia Imperial, incluido su jefe Kiriya Nouzen, que asumió que Frederica había muerto bajo el asedio. Se convirtió voluntariamente a las filas de la Legión, lo que le concedió acceso al Morpho, que a su vez fue el arma clave utilizada por la Legión para lanzar su Primera Gran Ofensiva en la Guerra de la Legión.
Legado[]
Con la revolución llegando a su fin con el asedio, la causa principal de la revolución seguía siendo algo con lo que la Federación continuaba luchando: la Legión.
La transición del Imperio a la Federación hizo que todos los que tenían un rango suficientemente alto en el Imperio perecieran. Esto provocó que no quedara nadie vivo para acabar con la amenaza de la Legión pues se instauró un sistema de apagado relacionado íntimamente con la sangre real e imperial de los gobernantes. Esto también dio lugar a que la Federación se viera obligada a reclamar su antiguo territorio que fue tomado por la Legión por su propia voluntad y por la fuerza.